Bueno, después de muchos días, semanas y meses sin poder escribir... aquí hay algo que cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia... sepan disculpar que comparta esto... pero tenía que publicarlo. Gracias por leer.
La historia de mi vida. Claro, eso es lo que podría planear escribir. Pero el resultado sería muy distinto. ¿Qué puedo contarles que sea cierto? Todo lo que vaya escribiendo sería modificado inconscientemente. Puedo expresarles el punto de vista que tengo acerca de mi vida. Sin embargo nunca voy a poder saber cuál es la historia de mi vida. ¿Qué pensaba el primer chico que me invito a salir? ¿Qué pensaban mis mejores amigas de mí? ¿Qué tiene en mente ese ex novio con el que no puedo dejar de dar vueltas? Lo que si tengo bastante en claro es lo que yo pensaba cada vez que tomaba una decisión. Yo soy responsable de encontrarme en el estado en el que estoy. No puedo culpar a nadie mas de lo que me toca vivir…
Estoy sonando algo trágica, cuando la verdad no es tan
terrible. Es solo las idas y vueltas de una chica con problemas para tomar
decisiones. Me pongo firme cuando no debo, flaqueo cuando tengo que decir que
no y soy de si fácil. A las personas que quiero las lastimo o no les demuestro
lo que en verdad siento. Por el contrario, a las personas que no quiero las
evito o intento rechazarlas lo más gentil posible, fallando terriblemente en el
intento. Es decir que tengo una
personalidad horrible, una actitud desastrosa y por más consciente que sea de
ello, pues no puedo corregirlo. Problemático ¿no?
Lo peor de todo es que no me gusta haberlo escrito. No
quiero releerlo. Voy a hacerlo público y por eso voy a explayarme en un tema,
el más reciente acontecido: Un chico. Veamos, no es cualquiera, es él chico de
mi vida. Aunque ahora no tenga un título con el cual denominarlo, él es y fue
importante para mí. Sin embargo, con el tiempo fui desarrollando una extraña
capacidad para ser fría y reservada. No es que no tenga sentimientos ¡Están ahí
dentro mío! Solo que prefiero morir antes que expresarlos, ya sea en palabras o
gestos. Es extraño, y no puedo evitarlo, aunque algunas veces me gustaría.
Podría ser que tengo una especie de alarma anti declaraciones. Pongamos un
claro ejemplo:
Hace cuatro años que conozco a este chico. A pesar de que a
veces me parece no conocerlo, o mi mente juega conmigo y me hace pensar cosas
que no son, a este chico lo conozco hace mucho tiempo. Estuvimos casi un año
juntos, pero en su momento no pude soportar la manera en que era y no supe
hablarlo por lo que tontamente decidí terminar con él. Claro, la decisión de mi
vida. Los tres años siguientes nos los pasamos yendo y viniendo. Yo intentaba
huir y él aparecía siempre en los momentos precisos para que yo no pudiera
estar con ningún otro chico que no fuera él. Es decir, cuando voy a tener la
chance con alguien más, él aparece mágicamente para frustrar todo, para hacerme
dar cuenta de que no hay nadie como él. ¿Por qué? Ni siquiera yo lo entiendo…
Él no es perfecto, tiene muchos errores. Ojo, yo también los
tengo, yo menos que nadie soy perfecta y soy muy consciente de ello. Sin
embargo, actualmente hay algo que me impide estar con él de una manera estable.
No quiere decir que no quiera, lo peor es que quiero, me encantaría. A veces
llego a convencerme de que no, de que es imposible, jamás querría estar de
vuelta con él. Pero al instante en que nos quedamos a solas… ¡Es mi perdición!
Cuestión, me fui de tema… El ejemplo que quería dar era que
luego de cuatro años en los que él tenía un sueño que vivía repitiendo, al fin
algo se hizo realidad. Él viene con su auto nuevo y me pasa a buscar por casa.
Si, pensarán que es una pavada. Pero para nosotros era importante, al menos lo
era para él y eso me afectaba muchísimo. Por eso cuando lo vi manejar y yo estuve
en el asiento del copiloto… ¿Habíamos dicho que seríamos amigos? Yo en ese
momento quise cerrar mis ojos e imaginar que el tiempo se volvía líquido y yo
me sumergía en el pasado. Deseé abrir los ojos y que todo estuviera bien, que fuéramos
una bonita pareja dando una vuelta… Qué ilusa ¿no?
Durante todo el tiempo que paseamos no pude decir nada
lindo, por más que quería. Me sentí incómoda, deprimida, me veía volviendo a
casa para arrojarme en la cama y romper en llanto. Pero claro, no todo iba a
ser como se había dicho. La palabra amistad es muy falsa cuando se trata de
nosotros dos y yo nunca aprendo. Amigos, vamos a jugar que podemos estar en la
misma habitación, en el mismo coche y podemos ser simplemente amigos. La
atracción es la que arruina esos malditos planes. Porque yo no puedo estar tan
cerca de él sin querer romperle la boca de un beso. Y no me vengan a decir que
se trata de hormonas, porque yo a esas ya las viví…
Entonces nos besamos. ¿Cómo no? Sus labios son únicos,
suaves, me imantan para que jamás quiera o pueda dejar de besarlos. Su lengua
sabe cómo jugar, sabe cómo mimetizarse con la mía para hacer que todo sea mucho
más divertido. Y ni hablar de sus manos, grandes, ásperas y cálidas, deslizándose
por encima y debajo de la ropa… Obviamente pongo un limite, yo no tenía esas
intenciones, yo no quería nada de eso ¿o si? No importa, la cosa llega hasta
cierto punto y no más. Lo disfruto hasta que mi cabeza empieza a pensar.
¿Qué estoy haciendo? ¿Qué pasó con mi determinación? Aquel
mismo día le había dicho a mis amigas que no, que jamás iba a volver a hacer
aquello, que no podía seguir así. Ellas me miraron escépticas y dijeron que no
me creían. Entonces recién las entendí. Pobre de mí, pensé con pena. Quiero
estar con este chico, quiero salir con él a bailar, quiero salir con él a tomar
algo, quiero ser esa chica que él busca y decirle que la camisa le queda mal y
poder viajar con él o invitarlo a comer a casa… Pero hay un pequeño problema.
¿Desde cuándo importa lo que yo quiero? Soy de darme los gustos, en lo mayor
posible, sin embargo cuando se trata de él… No puedo hacer nada, no puedo
decirle nada, no puedo dejarme llevar porque sé cómo va a acabar todo: igual
que siempre.
Así que me callo. Me callo lo bueno y lo malo. Me ahogo en
el silencio, mientras extermino todos mis sentimientos. Me limito a responder a
todo con mis monótonas palabras: “no sé” o “nada”. Tengo que ser una chica
fría, tengo que evitar los problemas. ¿Seguir adelante? Por supuesto, pero sin
él cerca de mí… Es fácil, huyo por un indeterminado tiempo hasta que él vuelve
a aparecer con su falsa amistad. Me quedo con las ganas de decirle las cosas en
persona, de decirle las ganas que tengo de salir con él. Pero quiero creer que
es lo correcto, porque no importa las veces que lo intentemos nunca sale bien...
Aún así sé que seguramente él va a estar leyendo esto. Por eso, a vos, el chico
de mi vida, no podré decírtelo a la cara, en persona, en voz alta, pero me
gustaría que sepas… que te amo.
Sophie Black
Empecemos por decir que me parece bastante idiota lo que voy a hacer, así que disculpas por adelantado.
ResponderEliminarEn todo caso, hace un par de días empecé mi propio blog, "Divagaciones de un adolescente normal" (no se preocupen, no soy nada normal), y caí sobre este blog mientras comprobaba que no aparece ni buscándolo en Google. D:
Es por esto que escribo esto aquí, para ver si logro robarte un poco de tu atención. :P
He aquí el link: http://divagacionesdeunadolescentenormal.blogspot.com/
Gracias, y disculpas una vez más.
PS: No niego que llegué hasta la sección de comentarios porque la historia estaba buenísima. Sigue escribiendo, no le niegues al mundo tu talento. :)
Waah, el destino (?) jaja acabo de leer este comentario por mera casualidad >.< Muchas gracias por pasarte de todos modos a mi blog y echarle una miradita xD
EliminarAhoritas me paso por el tuyo y dejo un par de comentarios, porque ya estuve leyendo y me gusta lo que publicas *-*
Si quieres me añades al msn :D jessicablack@live.com.ar