Necesito orinar



Necesito orinar. Las copas suben y bajan acariciando los labios de los presentes y se deleitan sacudiendo el líquido en su interior, haciendo música con los inquietos cubos de hielo. Comienzo a temblar como una gelatina. Hay demasiada agua en mi interior. La represa puede estallar en cualquier momento. Muchos adolescentes bebiendo alcohol. Yo soy un hombre viejo, fuera de lugar. Las carcajadas explotan dentro de mi cabeza. Es el cumpleaños de mi sobrina, por supuesto que todos se divierten. Excepto yo. Nadie más es consciente de que debo ir al baño. Una urgencia, de eso se trata. Pero todos me ignoran. Tal vez no existo. Intento pedir un trago, aprovechando el momento de distracción. Dos bonitas camareras pasan de largo con bandejas repletas de comida. Allí la gente va a engordar, como si quisieran ser llevadas al matadero cuanto antes. Mientras más grasa menos años de vida. Mi plato es un intrincado diseño de color verde. Estoy cansado de comer hojas. 

Llamo la atención de una chica que pasa justo a mi lado con una bandeja vacía. Ella se queja, creo que he rozado con mi mano en un sitio poco correcto. Me gustan esas clases de lugares. Es agradable ver el rostro enfadado y colorado. Ella es flaca y no le sobran lugares donde agarrar. Todos los empleados del lugar parecen delicadas figuras de plástico. Están pensados para hipnotizar. Sacudo la cabeza a un lado y al otro. Le intento pedir un trago. Mi hermana Laura repara justo en lo que estoy haciendo. Me echa un largo vistazo, como si recordara haber nacido un par de años después de alguien con un ridículo parecido a mí. Se interpone en el camino que me separa del éxito y cancela todo. ¿Por qué no puedo beber alcohol? Soy el único que no ha tocado uno solo de esos vasos con colores llamativos. Estoy cansado de tomar agua. Realmente tengo que ir al baño.

El bar es un laberinto. Pasan los minutos y solo quiero perderme. Las caras están por todos lados. Ocho, dieciocho, veintiocho pares de ojos clavados en mi espalda. Laura me dio claras indicaciones para llegar al otro lado del lugar. Sin embargo no contó con los obstáculos. Es difícil concentrarse en esquivar a las personas con bandejas. Encima hay sillas en el camino, estoy seguro que no deberían estar justo por donde quiero pasar. Alguien me está manipulando. Se me antoja regresar con Laura. Siempre sabe decir lo que necesito escuchar. Por ella estoy en este bar. No puedo estar lejos de mi hermana. Me apresuro en llegar al baño. 

Los minutos se me adelantan. Me encuentro corriendo. Esta vez nadie me detiene. Cuando mis pies se aceleran es muy común que me sostengan de brazos y piernas, las manos de varias personas apresando mi cuerpo. Hoy tienen piedad. Es un día especial. Mi sobrina cumple dieciocho años. Yo también bebía alcohol a su edad. Me detengo. Siempre observo el cartel del baño antes de entrar. Me parece ver que hace señas, me invita a pasar. Cuando encuentro los mingitorios vuelvo a dudar. Es tan común en mí. Me lo hacen a propósito, no puedo decidirme por ninguno. Si están muy cerca de la puerta o muy lejos de la pared del fondo, ninguno me agrada. Acaricio el contenido de mi bolsillo. Me decido por un cubículo y juego con las pastillas que guardo con tanto cuidado. A Laura le encanta regalármelas. Es hora de que se vayan por el retrete. Tiro de la cadena y el sonido del agua alimentándose me distrae. Entonces alguien entra al baño. Dos voces dialogan entre ellas. Se escucha un disparo. 

Intento calmarme. No es bueno dominarse por el pánico. Tener la mente en blanco es mejor para esta clase de situaciones. No esperaba que me encontraran tan pronto. Comienzo a preocuparme por la seguridad de mi hermana. Es mientras pienso en Laura que decido actuar en lugar de quedarme oculto dentro de aquel asfixiante cubículo. Arranco el hilo de la cadena que cuelga de la caja de agua y ya me siento invencible. Salgo dispuesto a darlo todo con tal de no morir. Sorprendo al asesino estando de espaldas y comienzo a asfixiarlo con la cuerda alrededor de su cuello. En medio del forcejeo tropiezo con el cuerpo del herido de bala. Esta muerto. Lo veo con espanto. Pierdo el equilibrio y me estrello contra un espejo. No deberían haberlo puesto ahí, claramente esta en medio. El asesino logra escapar de mi agarre. Mis manos encuentran pedazos de vidrio en el suelo y lo ataco. La piel se abre, la sangre brota como por arte de magia. Comienzo a temblar tendido en el piso.

Cuando Laura me encuentra ya es demasiado tarde. Ella pega un grito espantoso. Apenas puedo escucharla. Alguien está llorando muy fuerte. Es molesto. No puedo moverme. Siquiera entiendo lo que está ocurriendo. El baño debe ser una carnicería. Me apena que mi hermanita tenga que verlo. 

—¡Alguien ayúdelo, se está muriendo! —grita una mujer. 

Casi juraría que es Laura. Se inclina sobre mi cuerpo y susurra mi nombre. Lo repite tantas veces que parece un canto de cuna. De repente tengo sueño. Pero quiero hablar. Me gustaría explicarme, poder contar lo ocurrido. Soy mi único testigo. 

—Tenía que hacerlo. Sino ellos me mataban —le dije.

Su cabello largo hace cosquillas en mis mejillas. Sonrío como un niño pequeño. Estoy casi seguro de que ella me comprenderá. 

—¿Ellos? —me pregunta entonces—. Acá no hay nadie, Julio. ¿Estás tomando tu medicación? 

Siento la traición atravesando mis venas con sus fríos puñales de hierro. Creo que olvidé arrojar una pastilla. Duerme en lo profundo de mi bolsillo y pesa demasiado. Yo solo quería un poco de alcohol. Pero ellos están por todos lados. Nunca puedo estar tranquilo. 

—Necesito orinar —alcanzo a decir.

Sophie Black

5 comentarios:

  1. Qué interesante y qué identificada me sentí. Todos, en algún momento, pasamos por situaciones como esa jajajaja. Me parece que, algo comenzó como un relato que parecía de comedia, terminó de una manera inesperada y no hay nada más lindo que un buen plot twist. Te felicito!! Un beso :)

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  2. Hola!
    Me gustan mucho estas entradas. Hace varios días leí La oferta y me sorprendió bastante. Necesito orinar también lo hizo! Sobre todo el plot twist.
    Espero seguir leyendo tus historias!
    Saludos

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  3. Me sacaste una sonrisa jaja. Me encanta leer textos llenos de recursos narrativos sobre temáticas cotidianas y nimiedades que nos parecen tan monótonas que solemos pasar por alto. Hace poco también leí un cuento sobre la utilidad del dedito chiquito del pie que me encantó jaja.
    Saludos.

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  4. ¡Hola! ¡Qué curioso cuento! No me siento identificada con el personaje como los otros pero me hace un poco de gracia jaja Es bastante tierno en su paranoia.
    Buen trabajo!
    Nos leemos!

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  5. Hola Sophie! Cómo estás?
    Realmente me entretuve leyendo este relato tuyo... Está muy bien trabajado y me parece genial que lo compartas. Voy a seguir chusmeando el blog a ver si encuentro más porque me gusta mucho como escribís. Amé el giro de los acontecimientos al final. Muy bien logrado... pudiste engancharme muy bien! jajaja
    Saludos!

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Un suspiro del alma... Solo eso te pido...