La oferta


–Abuela, ¿qué es ese olor tan asqueroso? –preguntó su nieta de siete años, con la pequeña nariz arrugada para acompañar al comentario.

–¡Huele a mierda! –exclamó el hermano mayor, con la adolescencia comenzando a causar estragos en su vocabulario. 

–No lo sé, terminen de almorzar antes que su padre venga a buscarlos. Vamos que se les hace tarde sino... 


Edna también arrugó la nariz y se preguntó, quizá por enésima vez, de dónde provenía aquel espantoso hedor. La presencia poco bienvenida se había ido instalando en el ambiente de la casa desde hacía ya unas semanas. Sus nietos ya no lo toleraban. Ella culpaba a su marido, que llevaba ausente hacía ya demasiado tiempo. El pequeño viaje que Rigoberto había planeado para visitar a su hija, que vivía en la otra punta del país, lo había demorado más de lo esperado. A ese paso ella tendría que hacerse cargo del obvio problema. 

 –Mamá, algo huele a podrido –le advirtió su hijo cuando pasó a buscar a los niños. 

Ese comentario fue el colmo, el empujón necesario para investigar mejor, de una vez por todas, la procedencia de tal pestilencia. Quizá una rata muerta, pensó mientras caminaba por la casa. La peste se hacía cada vez más fuerte a medida que se acercaba al garaje. Abrió la puerta con la misma naturalidad de siempre. Ni se sorprendió al ver la habitación amplia y oscura, sin rastro del auto que su marido se había llevado. 

Entonces un único detalle llamó su atención. Un movimiento casi imperceptible. Al encender la luz sus ojos demoraron en acostumbrarse al brillo y luego se fijaron en el militar camino de insectos. Marchaban con una cadencia hipnotizante, guiaban hacia el objeto que los atraía con una promesa manchada en el aire. Ahora sabía qué desprendía el gran hedor: el viejo refrigerador que Rigoberto había comprado de oferta, un mes atrás, a la hija de la vecina. 

Ella dijo que es una capsula del tiempo, ¡eso significa que debe congelar de puta madre! –explicó su marido la vez que apareció con el congelador recién adquirido–. Además sólo me cobró cincuenta pesos… 

Parecía que hubiese sido ayer cuando discutieron por culpa de ese trasto. Sin embargo allí estaba ahora, luego de haber perdido media batalla contra su esposo. Habían acordado que el freezer se quedaría en el garaje y sería utilizado en casos de extrema necesidad. Edna comprobó que no estaba enchufado y, por ende, no se encontraba en funcionamiento. Así que el problema residía en el interior de aquella caja blanca e inútil. 

Cuando abrió la puerta del refrigerador notó el aire condensado y apestoso que se lanzó sobre su rostro, como si quisiera atacarla. Se vio obligada a retroceder un par de pasos y sacudir una mano para ventilar. Tosió, se demoró en volver a llenar sus pulmones y enfocó la vista en su descubrimiento. Los insectos estaban por todas partes, se revolvían sobre el gran festín de carne. Por un instante la imagen fue nauseabunda y luego el reconocimiento trajo al pánico. Edna volvió a cerrar la puerta y se alejó a toda prisa. Sus manos temblaban mientras discaba los números en el teléfono. 

–¿Policía? Creo que tengo a la vecina en el refrigerador, la vecina… ella está… en el refrigerador… 

Lo repitió, una y otra vez, presa de un llanto silencioso. Al otro lado de la línea intentaron calmarla, Edna aceptó permanecer en la puerta de su casa hasta que llegara la patrulla. 

Sophie Black

Escribí esta historia en base a un ejercicio del taller de escritura, donde debíamos basarnos en una noticia insólita y crear la historia detrás. Así que yo encontré esta que me pareció re interesante. Es decir que más o menos este cuento se basa en hechos reales ♥

4 comentarios:

  1. Hola!
    En la facu cursé Taller de Escritura y tuve que hacer ejercicios similares, me parece genial :)
    Me quedé con ganas de conocer más esta historia! jaja me hizo acordar en parte a la película de Shailene Woodley, White Bird in a Blizzard.
    Buena entrada!
    Saludis

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  2. ¡Hola! Es tan insólita que deberías dejarnos la noticia jajaja.
    Muy buen texto =) me gustó.

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  3. ¡Hola!
    Me encanto, increíble final <3 Me pareció re inesperado, lo amé.
    Me encanto la forma en que narraste.

    Besos, Val

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  4. Un texto que viene justo para esta semana del terror. Me encantó, seguro te pusieron una buena nota jajaja.
    Un beso, espero seguir leyendo algo mas

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Un suspiro del alma... Solo eso te pido...