Desahogo

El silencio sepulcral reina. Nada puede romperlo. Ni siquiera existe el silencio. No puedo oírlo, no puede oírme. Es algo que no se puede escuchar. Va más allá del sonido. ¿Puedes entenderme? Estamos tú y yo enfrentados. Es algo que puede verse, pero no tocarse. ¿Por qué no podemos romper la distancia? Esos sentimientos encontrados, luego perdidos, enterrados en la tierra del olvido. ¿Puedes volver a sentir lo mismo? No hay palabras, no hay verdades ni mentiras. Solo nosotros dos. Más allá de palacios, espacios verdes, y extensiones de aguas profundas. El tiempo corre rápido y nos vamos alejando, acercando y volviendo a alejar. Las fichas están listas para que se realicen los movimientos. El tablero está en ruinas.  ¿Qué clase de juego es este?
Tus ojos son profundos. Tu alma es inquieta y no me corresponde. Existe el resentimiento, el dolor y el sufrimiento. No todo puede curarse,  no todo puede arreglarse. Aunque estés tan cerca de mí, sé que jamás podré alcanzarte. Yo misma te aparté. Ahora debo hacerme responsable de mis actos. ¿Sin embargo qué clase de juego es este? En el que tus palabras dicen algo, tus acciones dicen otra cosa y tu distancia me enloquece.
¿En verdad merezco participar de esto? Yo misma me he ganado el puesto, soy la candidata a sufrir. Gracias público divino, por venir a presenciar el final de lo que nunca empezó. Quise esperar, pero la paciencia me venció. Quise regresar, pero ella se me adelantó. ¿De qué sirve jugar si los movimientos hechos están y yo no he de ganar? Es más sencillo renunciar, cuando tan tarde aún no es.
Con una mano extendida, intento alcanzarte. Con la otra me aferro a la realidad de olvidarte. Deséenme suerte. Pues va a ser difícil abandonar, cuando mi corazón no quiere escuchar que él ha elegido a otra y la vida ha de continuar. Lastimosamente mis palabras voy a callar, una estaca me pienso clavar y el amor de una vez por todas se extinguirá.  

Jessica Black

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Un suspiro del alma... Solo eso te pido...