Este es un fanfic (oneshot) para Emmett. Ambientado en el mundo de Harry Potter, creado por J.K. Rowling.
Breve encuentro:
Se despertó con calma, mucho antes que sus compañeras. Tomó
su tiempo para salir de la cama y alistarse. Se dio una ducha caliente y luego
de vestirse con el uniforme se dirigió al gran comedor. Los pasillos, inclusive
las mesas de cada casa, estaban casi desiertas en aquel horario. Muy pocos
madrugaban tan temprano así que pudo disfrutar de un apacible desayuno mientras
leía las pobres noticias del Profeta. Y en cuanto el lugar comenzó a llenarse
de alumnos se largó a dar vueltas por el castillo. Tenía que hacer tiempo hasta
que diera comienzo la primera clase de ese día.
Cuando faltaba un cuarto de hora para que empezara la clase
de pociones optó por esperar en un pasillo poco concurrido que se encontraba
estratégicamente cerca del salón de clases. A pesar de que las mazmorras eran
uno de los sitios más fríos del colegio ella ya estaba acostumbrada. En aquellos momentos, cuando no tenía nada
que hacer más que esperar, el tiempo pasaba con extremada lentitud y le habría
gustado tener un giratiempo o algo con lo que entretenerse. Se situó contra una
pared, cerca de una antorcha y comenzó a jugar con las sombras que el fuego
producía.
No pasaron ni tres minutos antes de que oyera un par de
pasos apresurados acercarse a la distancia. Pensaba que el alumno que fuera a
pasar por allí la ignoraría y seguiría de largo. Era lo más sensato que podían
hacer ya que ella no quería perder el tiempo con nadie, estaba más que perfecta
sola. Pero todos sus ideales se derrumbaron junto con su cuerpo cuando un
grandulón la llevó por delante. De sus labios escapó un grito de indignación
mientras el ágil muchacho rodeaba su cintura y la hacía girar para que no
cayera sobre el suelo sino que sobre él mismo.
Un par de minutos le costó recuperar el aliento luego de
aquella caída. Permaneció encima del chico, mirándolo con enorme ira contenida
en los ojos, sin saber muy bien qué hacer. Si abría la boca solo lograría decir
una extensa lista de insultos que siempre tenía preparada para ocasiones como
aquella. Sin embargo aquel sujeto que la penetraba con la mirada conocía cada
letra de aquella enumeración de maldiciones. Entonces cerró los ojos y se
rindió ante la silenciosa sonrisa que le dirigía. ¿Qué más podía hacer?
Fue cuestión de segundos para que ambos rostros cortaran
toda la distancia que alguna vez había existido. Los labios masculinos, cálidos
y al mismo tiempo helados, se apoderaron de la boca femenina con sabor a
fresas. Por su parte, ella disfrutó del sabor a café fuerte y placentero que él
tenía mientras con sus pequeñas manos delineó el ángulo de su barbilla hasta
llegar a sus lacios y oscuros cabellos para despeinarlos por completo. Podía sentir los ardorosos dedos colarse por
debajo de su camisa y de su falda, apoderándose del calor de su cuerpo con
agonizantes caricias.
Diez largos minutos duró la guerra entre ambos cuerpos. Hasta
que ella se separó, con la excusa de recuperar el aire. Se puso de pie y
acomodó su uniforme, que había quedado hecho un desastre luego de las
libertades que se había tomado el slytherin. Tuvo que hacer un esfuerzo
sobrehumano para no volver a arrojarse sobre el castaño y seguir con aquello
que habían empezado. Pero consiguió alzar el rostro y mirarle con cierto aire
altivo antes de retirarse de aquel pasillo desolado y asistir a clases.
Sophie Black
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