Siempre pasa algo y no pasa nada


Imagina un cielo de un brillante anaranjado en el horizonte, que se va convirtiendo en un oscuro negro tan profundo como los misterios del universo, hasta que elevas la mirada y no puedes ver absolutamente nada.  Imagina una luna colosal muy cercana a la tierra. Imagina a ésta desprendiendo una energía molecular en forma de brillantes remolinos rojos y dorados que adornan el cielo y rozan la tierra color ladrillo. Imagina a todas las criaturas que allí habitan, gigantes de todos los tamaños y matices, con formas inimaginables, todas nacen de las cenizas como el ave fénix, nuestro Dios inmortal. Imagina que el único elemento allí es el fuego, existen enormes extensiones de lava, semejantes a océanos y nadie ha conseguido nunca atravesarlas. Imagina que vivimos bajo el temor de que algún día nuestra luna agote sus fuentes y caiga, destrozando todo a su alcance, acabando con nuestra triste existencia. ¿Cómo esperas que no haya deseado escapar de ese mundo?
-Un infierno- dices mientras sacudes la cabeza hacia un lado y luego otro. No me crees. Pero yo prosigo con mi historia, porque así debe ser. Estamos sentados en un banco público, las personas pasan a tu lado sin mirarte, sólo eres un indigente que no tiene nada, has abandonado todos tus bienes personales a cambio de esa insignificante vida. Ninguno conoce tu historia como ni siquiera tú conoces la mía. Cualquiera se negaría a aceptar la realidad que te tocó vivir en el pasado, por eso no me enfado cuando no quieres creerme. Aún así no tienes mejor cosa para hacer más que escucharme, porque eres el elegido.
Me crié en una sociedad numerosa, cada uno tenía su propia esencia pero eso no evitaba que se formaran grupos donde se compartían cualidades tanto exteriores como interiores. Cuando éramos apenas unas insignificantes larvas nos entregaban un cristal, debíamos cuidarlo porque estaría con nosotros hasta el momento en el cual nuestro brillo se extinguiera. Aquella lámina de frío vidrio contenía un alma, un ser legado a nosotros que nos iluminaría por la noche oscura donde no había brillo lunar. Creí que cumplía los mismos efectos de un simple espejo en tu mundo, solo que el reflejo que me atormentaba día y noche era el tuyo y no el mío. Entenderás cuánto temí por mi vida al ver tu imagen por primera vez, no solo era diferente a mis pares sino que del otro lado del cristal un ser distinto a todos me acompañaba.
No sabía qué hacer. Me asombró que tu cuerpo estaba recubierto por una extensa membrana lisa, bañada en luz plateada. Sobre el rostro angular te nacían finas hebras de cabello castaño por toda la barbilla, bordeando los finos labios y acabando por alborotarse en toda la cabeza. Ocultabas el cuerpo a tus iguales cubriéndolo con extensiones de telas de diversos colores. Vivías en un mundo completamente distinto al nuestro, regido por normas y costumbres extraordinarias que jamás hubiese imaginado que existieran. La curiosidad, que no era bienvenida en nuestra cultura, me dominó por completo y no comenté nada acerca de mi lámina de vidrio. No podía permitir que te apartaran de mí, te necesitaba para no sentirme solo y desdichado. Así que te convertí en mi pequeño secreto.    
Todos los días te observaba sin cesar. Despertabas tan lleno de vida, dispuesto a dar todo por tu vocación, por tu familia. Yo al principio no lo entendía, todo era nuevo para mí y solo estaba maravillado con lo que te rodeaba, la manera en que te manejabas. ¿Cómo eras capaz de manipular los cuatro elementos con tanta facilidad? Me fascinaba ver tus rutinarios métodos de higiene en los que el agua danzaba sobre tus manos hacia tu rostro y también estallaba en pequeñas gotas para deslizarse sobre tu cuerpo desnudo. Admiraba la capacidad para trabajar con la tierra que poseían, donde criaban criaturas que adoptaban varias gamas de verde e incluso se vestían de múltiples colores formando flores que gustabas regalar a tu esposa. Nunca podía apartar la vista.
 Me hacías estremecer y tenerte gran respeto. Con solo comprobar que controlabas el fuego y podías utilizarlo para producir humo con tu boca, entendí que no tenías restricciones. Cada vez que algo salía mal durante el trabajo te veía encender un delgado objeto para emitir largas bocanadas de esa consistencia oscura de la cual estamos constituidos nosotros. Pero lo que más envidia me causó desde la primera vez que te vi fue tu estructura limpia que se movía al compás del tiempo y permitía que el aire entrara y saliera de tu cuerpo. El viento se arremolinaba alrededor tuyo con tanta fiereza y libertad que ansié poder estar a tu lado. El poder abastecerte de oxigeno te convirtió en un ser increíble para mí.
-¿Cuál es el punto de todo esto?- Me preguntas de repente con inquieto interés. Has permanecido largo rato en silencio, fingiendo que no estoy aquí hablándote. Ambos nos inquietamos cuando un niño de saltones ojos comenzó a mirar en dirección al aire condensado en el que me encuentro. Pero estoy seguro de que solo tú puedes verme, es una capacidad inherente en pocos humanos. Puedes descubrirla si tu cuerpo expulsa altas temperaturas en los momentos menos esperados, esa es parte de nuestra energía que reside en tu interior. Solo tuvo que hacer falta que te rozara con mis cálidos dedos para que tus ojos se fijaran en mi. Me costó encontrarte, no lo logré hasta que estuve realmente desesperado. La verdad es que necesito tu ayuda.
 Pude resistir a la vida que me tocaba hasta que todo se desbordó. Mientras más observaba tu vida, tu mundo, más deseaba huir de allí donde me había tocado nacer. Busqué antiguas leyendas sobre viejas criaturas que habían dejado atrás aquellas tierras en busca de nuevas. Más no pude hallar la respuesta a mis deseos. Necesitaba acercarme a ti, estaba entrando en una terrible crisis. Así que con las fervientes ansias de poder llegar a donde estabas me encontré atravesando el cristal que nos separaba, como si este fuera espeso líquido formado por cientos de moléculas que me absorbían. Cuando más lo necesité fue cuando las puertas del destino se abrieron y me dejaron encontrarte. Huí para poder hablar contigo.
-Abandonarlo todo no es la solución, créeme.- Me dices y lo hago, te creo que estas arrepentido de haber dejado sola a tu esposa luego de la muerte de tu hijo. Sé que te atormenta el hecho de que no pudiste salvarlo a pesar de todos los estudios y el esfuerzo que pusiste. Entiendo que darías lo que fuera por volver el tiempo a ese día en que no estuviste para la mujer que amabas y entonces la perdiste para siempre. Porque ambos perdieron a un niño pero no supieron ver que aún se tenían el uno al otro. Puedo notar la desgracia que sientes a través del brillo de tus ojos. Por eso necesito tu consejo.
¿Cómo puedo avanzar sin abandonar cosas en el camino? Si ni siquiera sé hacia dónde puedo ir o tengo que ir. No estoy seguro de absolutamente nada, no tengo definido mi deseo en la vida. No puedo simplemente esperar al momento en que me toque morir. Pero tampoco sé lo que puedo hacer hasta ese entonces. Me gustaría poseer la firmeza que tuviste al decidir convertirte en un médico, salvar a tu hijo, abandonar todos tus bienes materiales ante la ausencia de tu familia. Sé que tu vida ha sido larga y dura, has madurado a su tiempo, has conseguido llegar hasta este punto. Sabes, a veces siento que ya no puedo más, seguro tu igual. Me gustaría hallar la solución.
-Solo te diré una cosa- susurras esperando que nadie te vea hablando solo. -Te diré que los sueños se acabaron. Yo creía que soñando las cosas podían volverse realidad, que con solo desearlo y proponértelo podías alcanzar a conseguirlo. Sin embargo la vida me traicionó de tantas maneras que ya no creo en nada. Solo tienes que seguir adelante, dejarte llevar.
 Tomas un pequeño respiro y dejas que la calma que te dominó todo este tiempo se resbale. Me señalas con tus brazos extendidos y elevas la vos, ya nada te importa.- Jamás me imaginé que un ser tan hermoso nacería de las cenizas de un viejo cigarro. Verte brotar de las llamas que se crearon en el suelo fue lo más increíble que me ha pasado en la vida. Con solo observar tu esqueleto de humo negro, lleno de brillo y colorido fuego y tus profundos ojos sin fondo, no sé qué decir. Seguro tus enormes alas de mariposa pueden regresarte a tu mundo, a donde perteneces. Me gustaría creer tu historia, aceptar que eres real. Pero la vida me ha trucado tantas veces que esto puede ser solo otro juego mental...  solo otro juego mental…-
Entonces como aparecí desaparecí, aceptando tu consejo de seguir adelante, formando parte de tu juego: donde solo voy a ser una piedra más del pasado.     
Sophie Black
El ejercicio consistía en una historia sobre un mundo paralelo. Para inspirarme tenía que buscar dos imágenes, podrán verlas al final de la historia. Pero como no encontraba inspiración comencé a escuchar canciones de John Lennon  y hay alusiones a muchas de sus letras, si se ponen a buscarlas las encuentran. Espero que les guste!




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